No es una noche como cualquier otra.
Llovió como la San puta hasta hace un rato y ahora hay solo silencio.
Algunas gotas caen todavía.
Me pareció oír el chirrido de unas ratas y me acerqué a la ventana para ver si las veía.
Nada.
Pero la paciencia me sobra, igual que el insomnio.
Qué raro, apenas se escuchan los autos que van por la avenida, como si fueran lejanos... suenan como fórmula uno.- Me pregunto:" ¿A dónde querrán llegar tan rápido?- me respondo : " ¿A mí qué me importa? Sigo mirando los cables por donde pasan infinita cantidad de ratas habitualmente y más aún después de la lluvia; pero hoy estoy ciega para ellas. Las puedo escuchar, quizás estén más lejos.
En una noche tan callada puede ser.

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