La Dama de los grillos
Por Mey
 
El dicho dice que ver un grillo es signo de buena suerte pero que matarlo es desgracia.
En esta vida he tenido de las dos… pero últimamente veo tantos grillos que ya no puedo contarlos. Es extraño ¿Verdad? Nunca me había pasado esto de ver todos los días por lo menos uno.
¿Pienso mal si creo que el exceso de buena suerte es una desgracia?
A partir de estos grillos me va demasiado bien en la vida, y demasiado siempre es malo. La gente es amable conmigo, me dicen cosas dulces, me miran con ternura, los hombres se vuelven torpes a mi lado. Todo lo que hago les parece bien. No hay forma de hacer las cosas mal, todos los esfuerzos que hago por romper esta racha, se da vuelta en el aire y me deja bien parada. Me da escalofríos. Estuve pensando seriamente en matar uno (a los grillos me refiero) pero tengo que pensarlo más, en una de esas se me vuelve la peor desgracia de todos los tiempos y me hundo en una queja eterna y en un sin fin de llantos que espantarían a todo mi entorno. 
Tal vez, incluso, me saldrían pelos en la cara y me crecerían las uñas tan largas que jamás podría trabajar otra vez, ni lavar los platos, ni cocinar porque mis manos serían enormemente inútiles y mi casa se transformaría en un nido de ratas, de grillos haciendo ese ruido insoportable… ese ruido … insoportable…  
las plantas de mi jardín estarían plagadas de bichos y me agarraría la peste bubónica acá adentro, lepra, costras de mugre imposible de sacar. Me cortarían los servicios por no pagar, ysí... cómo carajo voy a pagar si no puedo trabajar con estas uñas inmundas, cómo voy a salir a la calle así, la gente ya no va a ser ni dulce, ni tierna ni torpe a mi lado… van a escupir al costado cuando me corten el cable, la banda ancha, el agua, la luz, el teléfono, el gas, ya nada se va a poder hacer, 
... solo ahí, en medio de la oscuridad de la noche y la mugre, sentada casi arrumbada sobre el sillón vislumbraría un grillo, quizás, posado en la ventana y ahí comenzaría todo de nuevo… aunque con un solo grillo de morondanga no voy a conseguir rebatir esta mala suerte, esta esotérica mala suerte que nace de tanta buena suerte, que acaba por volverme loca, esquizoide, que rompe con los parámetros normales de mis uñas.
Escucho… ahí está… sí, en la vantana …

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