"El tinglado" Mey
Algún día les debe haber pasado, ¿Cómo que no? Jugar a cosas imposibles. arremangarse los pantalones, calzarse bufandas, anteojos de sol. Montarse a esos zapatos tan grandes, tan altos. Cantar frente a un público de trapo, agradecer premios delante de la enamorada del muro (que hacía las veces de miles de personas que se veían chiquitas). Subirse a una silla y deslizarse por los postes, como si fuéramos grandes bailarines, batman´s, monos, ladrones escapando de la policía. Gritar en un tinglado y que el eco te devuelva tu voz y te haga compañía. Esperar a un hermano a que salga de la escuela y sentirse dueño de cualquier lugar. Ver lo que la imaginación te dé. Suponer que los mundos pueden ser paralelos y creerlo... tanto que lo sean. Querer estar solo y disfrutarlo.
Divertirnos con nuestras ocurrencias. Felicitarnos. 
Hubo un tiempo en el que era así. No sé bien porqué dejé de serlo. Ni tampoco si quiero volver. El juego siempre fue un gran compañero, sobre todo cuando jugaba sola.

No hay comentarios:

Publicar un comentario