Las palomas me generan contradicción.
Por un lado son asquerosas, una plaga mugrientas... con cacas ácidas
 y, por otro
Tan tiernas. Tan liberadoras, sobre todo cuando vuelan y dibujan esos círculos en el cielo. 
Tan perfectas para camuflarse en las casas antiguas, en los edificios públicos. Que nunca sé qué opinar sobre ellas. 
Lo que sí sé, es que cada vez que las veo, me dan ganas de sacarles fotos.

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