La última vez que fui a la peluquería fue en abril de 2006. En ese momento recordé lo feo que era. Lo tortuoso que me resulta que me toquen el pelo, lo feo que es que te corten una parte de vos, que te saquen algo tuyo, pero algo que es propiamente tuyo, no algo externo, sino eso que te construye. Como cuando te agarran dormida y te cortan las uñas...
Tiempo después. 6 años después... mi hermana se ríe al ver mis fotos y me cuenta cosas que no recuerdo: trata de hacerme recordar (sin ningún éxito) que yo lloraba y me retorcía del "dolor" cuando me sacaban los piojos, o todo el "escándalo" que hacía cuando me cortaban las uñas...
o lo que sufría cuando me llebaban a la peluquería...
Ahí entendí todo.
Cada vez que alguien me corta algo, siento que muero, por eso prefiero hacerlo yo misma,
exceptuando las intervenciones quirúrgicas, claro...
Las intervenciones quirúrgicas son salvadoras, más cuando te sacan esas pelotas que están mas buenas mirarlas
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