Todo se convierte en una desilusión, en un esfuerzo desmedido.
Ella camina con la lluvia encima.
arrastra los pies entre los charcos.
Su pecho se hunde con cada respiración,
y su mente pulula entre vagas ideas idiotas
ya no sueña
ya no piensa más
ya no siente nada.
nada de nada
ni sí, ni no, ni blanco ni negro.
Solo se acostaría de costado y pasaría el resto de sus días babeando.
Ni lástima siente por sí misma
ni por los demás
ni alegría, ni nada.
Nada de nada
no disfruta de la lluvia, ni de los arcoiris,
hace rato que no mira para arriba
Sus ojos desbordados de enojo van mirando para abajo
devorándolo todo
¿Acaso hay alguna historia más triste que ésta?
Violines, por favor.
La lluvia sigue callendo y Ella no dice nada
no siente nada
nada de nada
y los violines siguen sonando con algunos acordes de arpas a lo lejos
Y Ella arrastra esos pies... uno, después el otro
lento, todo se torna muy len-to
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