La Victoria del Caí
Por Mey
Respiró lo más hondo que pudo y dió el mejor salto de su corta vida.
Los amigos lo vivaban con fuerza, entre aplausos y gritos que Él no escuchaba.
En esa fracción de segundo, que fue su victoria, quedó sordo como un tapia, escuchó únicamente el sonido de su corazón, "Tum tum, tum tum" y su respiración desde adentro, un poco jadeante, seguramente porque la retuvo en el tiempo que duró el salto, pero no tanto, desalineado y con los cordones desatados... .
En esta parte del planeta, de tierra colorada y alimañas rastreras, el agua es muy ruidosa, porque cae con la fuerza de una mujer desesperada que no escucha, ni es escuchada, porque el sonido de la selva es feroz. Ensordecedor.
Mientras Clara corría río abajo, El Caí acababa de ganar, por primera vez, el "Salto en largo"... pero como todo perdedor, bah! como todo niño acostumbrado a perder, se le acercó al otro, que estaba sentado, lleno de polvo naranja y las mandíbulas trabadas de la bronca - : "No pasa nada, Pela, una vez que te gano no vas a hacer escándalo" Se dió media vuelta y saltó a festejar con los amigos, que ahora, tenían un nuevo héroe.
El Pela no se quedó contento con estas palabras, en sus adentros sabía que El Caí (como le decían todos) tenía razón; pero sentía un profundo odio por no poder disfrutar de la victoria de su amigo, y porque todos los pibes ahora, ya no lo abrazaban, ni lo levantaban en andas a Él.
Todo dura nada.
Se levantó y pasó por el medio de los festejos a los codazos limpios para hacerse paso.
La estupidez humana hecha carne.
Uno de los pibes que abrazaba al Caí, tropezó con el Pela y le pisó un cordón, al borde del abismo.
Clara justo llegó para el precipitado final y el Caí nunca más volvió a ganar.
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