A veces uno vive sin recuerdos.
Con "Blancos" que pertenecen al olvido y nada más que al olvido




No nos preocupamos por tratar de recordar. Seguimos viviendo y sumando recuerdos nuevos, hermosos, dignos de ser recordados

 Hasta que un día, como cualquier otro... aparece una sombra, que nos avisa: "¡Acá estoy! No te hagas la distraída, recordáme... soy feo, horrible, ominoso... Sí, soy tu peor recuerdo y acá estoy. No pienso apagar esta luz hasta que me pienses... No vas a poder dormir, aunque mucho lo desees... Acá estoy y vengo a que me recuerdes"


No podemos dejar atrás ese recuerdo mal parido, que vino a romper nuestra amada cotidianeidad. Pero, aunque sea el peor de los recuerdos, tenemos que hacer el esfuerzo, tenemos que recordarlo de una vez por todas, dejandonos interacuar de forma más sincera, con el resto del mundo.

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