Una vez tuve un sueño en el que yo creía lo que veía. Estaba segura de mi alrededor y convencida de mí.

Después tuve otro en el que todo era siniestro. Demasiado confuso. Todo parecía otra cosa, incluso yo. Claro que me sentía  extraña, pero había algo que resultaba más interesante. La duda, incluso de uno mismo, es lo que mueve. La búsqueda de eso que no sabemos qué es, que nos hace dudar, es lo que nos lleva a -hacer-. 
Aunque el segundo sueño era un poco tortuoso y enroscado, me sentía más a gusto, más presente y lista para el desafío.

Mey

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